Hoy te
quiero hablar acerca de cómo opera Dios con nosotros. Él hace su obra a través
de su palabra y ésta, según dice la Biblia, es viva y eficaz. Un pasaje de las
escrituras señala que Dios envió su palabra y los sanó, y hay muchos otros más,
por ejemplo, cuando le dio visión a Abraham o a algún otro siervo suyo. ¡Dios
envía su palabra para que su obra sea hecha,
y yo hoy te traigo palabra de Dios! Si algo tiene que suceder es porque
recibes la palabra que el Señor te envía, y porque la crees. ¡Así opera Dios!
¡Tú decides si esa palabra forma parte de tu vida o no!
Hebreos 4:1
al 3: Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su
reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a
nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó
el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los
que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré
en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas
desde la fundación del mundo.
Aquí
está hablando del pueblo de Israel, refiriéndose al momento en que no quisieron
entrar a la tierra prometida porque no creyeron en la palabra de Dios, es más,
la resistieron. Hay quienes inconscientemente hacen lo mismo y resisten la
palabra de Dios diciendo por ejemplo: Bueno vamos a orar a ver si es cierto.
¡Pero si Dios envía su palabra, Él hará su obra! Si tú la rechazas, no pasará
nada. Si dejas que las promesas de Dios formen parte de tu vida, entonces, el
Señor hará cosas grandes contigo. Todo lo que tenga que ocurrir en tu vida de
parte de Dios, será porque tú pones fe en la palabra que Él te envía. Las
palabras que Dios te envía son promesas y éstas son tu herencia, la que tú
tomas o dejas. Lo que yo te traigo hoy es palabra de Dios, es su promesa.
En
el tiempo en que Israel estaba bajo la opresión de imperios poderosos viviendo
en esclavitud, Isaías señala en el capítulo 54 que Dios se toma un tiempo para
hablarle a su pueblo y les declara que a pesar de todo los ama y los va a
consolar; les declara que a pesar de todo los va a perdonar, a establecer y a
fortalecer y nadie más los sacará de su tierra. ¡Nunca más! Si bien ellos se
habían hecho acreedores del cautiverio, y Dios mismo los había condenado a
estar en esa condición, aun así en medio de la cautividad, del dolor, de la
debilidad y la angustia, el Señor le hace escribir a Isaías el capítulo 54 para
decirle a su pueblo: No creas que te has quedado sin fruto. Leemos en Isaías
54:1: Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces
de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la
desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová. ¡Dios dedica todo un
capítulo para consolar a su pueblo Israel!
Quiero
citar Isaías 54:14 cuando Dios le dice a Israel: Con justicia serás adornada;
estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará
a ti. Yo tengo la certeza de que esta palabra que Dios le ha dado a su pueblo
Israel, te la da a ti también hoy. Número uno, les dice, con justicia serás
adornada; número dos, estarás lejos de opresión porque no temerás y número
tres, el temor no se acercará a ti. ¡Promesa de Dios!
A
algunos no les aprovecha oír la palabra porque no la escuchan acompañada de fe,
porque quien oye con fe se apodera de esa promesa. No es suficiente oír, es
necesario recibir por el oído, por la mente y que entre en el corazón.
Hay
quienes están adornados de injusticia, pero Dios te promete a ti que serás
adornado de justicia. ¿Qué es injusticia? Es egoísmo, resentimiento, amargura,
venganza, odio. ¿Tú tienes algo de eso? ¿No puedes mirar a los ojos de alguien?
¿Te cuesta perdonar? ¡Estás adornado de injusticia y Dios te dice: Yo te quiero
adornar de justicia! ¿Qué es adornar de justicia? Dios te va a revestir con lo
que Él considera que es justicia. ¿Qué significa esto? Todo lo que es bueno es
justo. El bien es justicia, y el mal es injusticia, y Dios es justo y ama la
justicia.
Los
gobernantes se pasan cada año promulgando leyes, tratando de aprobarlas,
intentando armar un esquema o un aparato de justicia, pero Dios es tan sabio y
tan sencillo que ha condensado toda su justicia en dos mandamientos. El primero
es: ama a tu Dios por sobre todas las cosas, y el segundo es, ama a tu prójimo
como Cristo nos amó a nosotros. ¡En esos dos mandamientos se condensa toda la
justicia de Dios y Él te quiere revestir con esa justicia! ¡Te quiere llenar de
amor por Él y por el prójimo! Abre tu corazón y dile: Señor, yo quiero ser
revestido de tu justicia, quiero ser adornado con ella. Que quienes me vean,
sepan que soy una persona que se conmueve por el prójimo; que quienes hablen
conmigo reciban el flujo del amor de Dios que sale de mí. ¡Qué tu amor salga
por mis ojos y por mi boca! ¡Qué mis obras sean obras de amor!
Serás
adornado de justicia y Dios te librará de la opresión. ¿Qué es la opresión?
Cuando vives bajo presión, entras en opresión. Hay presiones familiares, de
enfermedades, económicas, laborales, como los conflictos con jefes o compañeros
de trabajo; hay presiones sobre los adolescentes para que se alcoholicen o se
droguen. ¡Todo eso es opresión! Son fuerzas que vienen de afuera hacia adentro
y que afligen. El diablo es un opresor, también lo son sus demonios. Te empujan
a cometer actos que no convienen y no son buenos; inclusive, te llevan a
cometer actos de injusticia para que no estés adornado de justicia sino todo lo
contrario. ¡Eso es opresión!
Muchos
creyentes que viven bajo opresiones pero éstos no han sido creados por Dios
para vivir así, sino que el Señor nos ha llamado para vivir en libertad. ¡La
opresión no puede apoderarse de un creyente! El pasaje de Isaías 54 dice:
Estarás lejos de opresión porque no temerás. Aquí hay una clave y es que el
temor genera opresión. No tendrás opresión porque estarás libre de temor y no
tendrás temor porque éste no se acercará a ti. ¡Dios te está prometiendo que
mantendrá a raya el temor y no dejará que te toque!
A
veces la presión es pequeña, pero si el creyente está temeroso se oprime igual,
y el temor genera opresión. Una cosa que te oprime a ti a mí no me oprime, ¿por
qué? Porque tú tienes temor y yo no. Yo no tengo problema en salir al fondo de
noche aunque algunos tienen miedo porque está muy oscuro, más si hay luna llena
o es martes 13. ¡No hay diferencia entre martes 13 y miércoles 14! No hay
diferencia para Dios entre la oscuridad y la luz, pero el que le tiene miedo a
la noche o a la oscuridad, siente opresión. La mamá manda al hijo a descolgar
la ropa y él le dice: ¡Tengo miedo! ¡Es de noche! El temor, genera en sí mismo
opresión aunque sea algo muy pequeño o insignificante.
¿Qué
es un demonio? ¡Una cucaracha! ¿Qué poder tiene un demonio sobre un creyente?
¡No tiene ningún poder! Salvo que el creyente sea un débil que teme. Y Dios
dice: Yo te voy a librar de la opresión porque no vas a temer y no vas a temer
porque voy a alejar de ti al temor. Sientes miedo a la enfermedad, al divorcio.
¡Sientes miedo a tantas cosas! ¡Hoy Dios te hace libre!
Muchos
duermen con la luz encendida y es porque la opresión está instalada dentro del
corazón atemorizado. La opresión genera también aflicción y proviene de las
tiranías que causan temor, pero Dios dice que el temor no se acercará a ti.
Cuando
no hay fe en la palabra de Dios, ésta se hace nula y el Señor considera que
eres un duro e incrédulo, que te revelas contra su promesa. Pero hoy ya no
dirás: Bueno, vamos a ver si esta promesa se cumple. ¡No! Tú dirás: ¡Me quedo
con la promesa! ¡Me declaro libre de temor y de opresión! ¡Dios me ha prometido
que el que conspira contra mí lo hará sin Él y delante de mí caerá!
¿Tú
crees que esta palabra es para ti? ¿Por qué? Pareciera que es para Israel, pero
no, ¡es para ti también!
He
aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la
herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir. Ninguna
arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante
contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su
salvación de mí vendrá, dijo Jehová (Isaías 54: 16 y 17). Anteriormente le había
dicho: Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti
conspirare, delante de ti caerá (Isaías 54:15. Con la misma certeza de que esta
profecía se está cumpliendo sobre Israel, yo hoy te digo que esta palabra se
cumplirá en tu vida porque no es sólo para Israel sino también para aquellos
que creen en las promesas de Dios. Dios quiere adornarte con justicia; el Señor
quiere librarte de temor y de opresión. Tu cónyuge, tu vecino o algún ladrón
podrán estar tramando contra ti, mas Dios te dice que caerán delante de ti pero
tú estarás firme. Tan fuerte es esto que Jesús le dijo a sus discípulos:
Ustedes no tengan temor a aquellos que pueden matar el cuerpo porque nada más
pueden hacer. Fíjate la trascendencia que tiene para el Señor el ser humano en
la tierra. Para Jesús, el ser humano no es una bola de carne que se muere y se
termina todo. Él declaró: Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no
pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en
el infierno (Mateo 10:28) ¡Teme a Dios!
Algunos
creen que están en las manos de diablo.¡Tú no estás en las manos del diablo!
¡Ni los que han pecado lo están! Por supuesto que Dios puede permitir al diablo
que te abofetee, que te zarandee y te inyecte temor porque eres un necio o una
necia. Isaías 54:16: He aquí que yo hice al herrero que sopla las
ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al
destruidor para destruir. ¡Dios creó al diablo y éste está bajo su autoridad!
Satanás hace ciertas cosas porque Dios se lo permite. Dios hizo al destruidor
para destruir pero destruirá al destruidor. Yo hice al hombre que hace las
armas, dice el Señor. ¡Yo he creado al destruidor para destruir pero te digo
que nada podrá contra ti!
El
temor es una maldición, es un poder espiritual de maldad que se enseñorea de
los creyentes y Dios quiere librarte del yugo del temor. Una persona temerosa,
tiene que subir una escalera pero se rehúsa. ¡El temor le domina y la convierte
en una persona cobarde! Cuando Dios lo hace libre, sube sin problemas porque se
fue ese temor y la opresión que éste conlleva.
¿Qué
es un demonio para Dios? ¡No es nada! ¿Tú estás en las manos de Dios o del
diablo? Yo te digo que si estás en las manos del diablo, estás en las manos de
Dios. ¿Tú eres un creyente que ama a Dios? Es posible que satanás zarandee a un
Pedro, pero Jesús le dijo: Pedro, yo he orado para que tu fe no falte. El
creyente puede tener la certeza y la seguridad, y puede estar firme en
cualquier circunstancia.
Tú
dices: ¡Soy cristiano pero siento que Dios no está conmigo! ¡El diablo me está
revolcando! ¡Siento que me va a comer crudo! Yo soy cristiano pero tengo miedo
de que un auto atropelle a mi hijo. ¿Habrá algún valle de sombra y de muerte en
que Cristo no te vaya a acompañar? Cristo lo ha hecho conmigo, y lo hará
también contigo.
¿Tú
ya sabes por qué esta promesa es para ti? Isaías 54:17 declara: Ninguna arma
forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti
en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí
vendrá, dijo Jehová. ¿Tú amas a Dios y le sirves? ¿Estás dispuesto a abandonar
tus planes para entrar en los planes de Dios? ¿Tú le estás demandando a Dios
que te sirva en tus planes? Si tú amas y sirves a Dios, todo lo que te he
predicado es tu herencia. ¡Te corresponde legalmente en el mundo espiritual, y
Dios no falta a su palabra, ni miente porque no es hombre para mentir! La
promesa de cuidarte, de cubrirte, de que nadie que te ataque logrará vencerte,
es para ti.