Aquellos
a quienes Dios posee, él los prepara para ir siempre creciendo en utilidad.
Esto incluye aún a los siervos caídos y desalentados. Tú puedes estar
convencido de que Dios ha perdido interés en ti, que él no te usará nunca más.
La verdad es que, si tú tienes un corazón contrito, estás siendo preparado para
algo más grande. Dios usa incluso aquellas cosas con que Satanás pretende
destruirnos.
Este
discípulo poseído por Dios cometió el peor de todos los pecados. Una cosa fue
para Moisés escapar y esconderse de Dios. Otra cosa fue para David despreciar
al Señor, pero lo peor de todo, Pedro negó conocer a Cristo. Él incluso renegó
de su Señor.
Jesús
había dicho a su buen amigo Pedro que era una roca. El intrépido discípulo
incluso había caminado en el agua con el Señor. Y él había jurado audazmente
que moriría por su maestro. Justo después, cuando Pedro fue acusado de ser un
discípulo de Cristo, él respondió con estas palabras: No conozco al hombre Mateo 26:72. Cuando la gente insistió, entonces
él (Pedro) comenzó a maldecir, y a jurar: no conozco al hombre (26:74).
¿Puedes
imaginar esta horrible escena? Si hubiéramos conocido a Pedro, habríamos
pensado, Ahora sí, Pedro ha terminado. Él ha maldecido el mismo rostro de Dios,
y ha negado a Jesús, ayudando a enviarlo a la cruz. No hay esperanza para él.
Dios tiene que dejarlo.
El
diablo debe haberse gozado con la ruina de Pedro, gritando, Ya te conseguí. Ahora eres todo mío. Pero Dios no habría entregado su posesión. Él guardó
a Pedro, y él proclamó, No, diablo; él es mi propiedad. Solo mira lo que hago
con él.
Mientras
Moisés fue amonestado por una zarza ardiente, y David por un profeta, Pedro fue
amonestado por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo llevó a Pedro a recordar lo
que Cristo le dijo: Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había
dicho: antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró
amargamente. (26:75).
El
Espíritu Santo descendió a Pedro, convenciéndolo y constriñéndolo. El discípulo
mostró un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Entonces, solo algunas
semanas después, vemos a un Pedro totalmente diferente. Este hombre predicó el
evangelio con audacia en Pentecostés a por lo menos 3,000 personas. El
discípulo que antes se había arrugado con cobardía ante una sirvienta, ahora
era un intrépido evangelista, lleno de fuego y unción.
Aquí
está el principal ejemplo de cómo el Señor preserva y prepara a sus posesiones.
¿Puedes ver el patrón? Pedro estaba siendo preparado incluso en su negación de
Jesús. Lo que el diablo comprendió como una completa maldad, Dios lo transformó
para su Gloria. ¿Cómo? Los mismos sacerdotes que vieron a Pedro negar a Jesús,
después lo vieron en pie y predicando al Cristo resucitado. La santa intrepidez
de Pedro les hizo maravillarse: Este hombre ha estado con Jesús, el que había
negado. ¿Que poder es el que lo mueve y lo unge?