Aquellos
a quienes Dios posee, él los guardas. Nosotros podemos flaquear, fallar o caer
en pecados devastadores, pero una vez que Dios nos posee, él nunca en la vida
perderá interés en nosotros: …Jehová…no desampara a sus santos. Para siempre
serán guardados Salmo 37:28.
David
tuvo una feroz batalla en su corazón contra la lujuria. Aquí estaba un guerrero
que mataba gigantes, un salmista ungido, un poderoso rey usado para gobernar al
pueblo de Dios. El Señor mismo llamó a David un hombre conforme a su corazón.
Aun estando en esta altura en las bendiciones y favor de Dios, David fue
sorprendido por un violento ataque de lujuria.
Este
virtuoso rey había conquistado una seguidilla de victorias sobre enemigos tras
enemigos. Él había recuperado y restituido el Arca, y había recibido una
promesa del Señor para su descendencia eternamente. La escritura dice: Y Jehová
dio la victoria a David por dondequiera que fue 2º Samuel 8:14.
Entonces
un día, David miró a Betsabé y fue vencido por una horrenda lujuria. Él cometió
adulterio, concibiendo un hijo con ella. David trató desesperadamente de
ocultar su terrible pecado. Él manipuló, hizo planes y mintió para cubrirlo.
Finalmente, él cayó tan bajo que ocasionó el homicidio del marido de su amante.
El
horrible pecado de David aparecería en los titulares de cualquier sociedad, en
cualquier época. Si tu vivieras en sus tiempos, probablemente hubieras pensado,
Dios está a punto de perder interés en ese hombre. Él ha pecado contra tan gran
luz. Ahora, ¿qué es lo que este punto bajo de David representa para nosotros
hoy? Es un cuadro de un siervo poseído por Dios que ha sido sorprendido por una
abrumadora lujuria. Satanás trata de sorprender a cada siervo que es serio en
su caminar con Dios.
¿Has
sido sorprendido y alcanzado por una lujuria de algún tipo? Tu tenías in
historial limpio, un caminar con Jesús admirable. Tú eras conocido y
considerado cono un siervo virtuoso, alguien enamorado de Jesús, pero el diablo
te puso en la mira, apuntó y descargó su infernal arsenal de dardos de fuego.
Quizás
tu falta fue adulterio. Quizá es la pornografía o beber secretamente. Como
David, tu pecado fue descubierto y expuesto.
Tu
puedes decir, Yo no tengo pecado como ese en mi vida. Yo tengo un caminar
limpio. Pero ¿qué dices acerca de la madre de todos los pecados, la
incredulidad? Quizás tu estás en un lugar de victoria, una cumbre en tu caminar
de fe. Sientes que has vencido a través del Señor. Entonces, como de la nada,
eres vencido por incredulidad. Eres plagado por la depresión, miedo, ansiedad,
incluso te enojas con Dios. Repentinamente, comienzas a dudar de la presencia
de Dios en tu vida. Te digo, que ese mismo pensamiento es una trampa satánica.
Al enemigo nada le gustaría más que destruir la fe de todo creyente poseído por
Dios.
No
importa cual pueda ser tu iniquidad. No hay pecado en tu vida que pudiera
causar que Dios pierda interés en ti. Tú eres todavía su posesión adquirida.
Aunque David menospreció a Dios cometiendo adulterio, el Señor no se fue de él.
Las Escrituras nos dicen que: Jehová envió a Natán a David 2º Samuel 12:1. Mientras Moisés fue desafiado
por una zarza ardiente, David fue confrontado por un profeta. Natán le señaló y
dijo: Tú eres el hombre que ha pecado. Tú has cometido adulterio. ¿Que respondió
David? Él se humilló, confesando, Pequé contra Jehová (12:13.
David
sufrió horribles consecuencias por su pecado. Pero Dios lo guardó a través del
sufrimiento. Después de que Natán confrontó a David, él dijo al rey: También
Jehová ha remitido tu pecado (12:13). En realidad, David estaba siendo
preparado para un ministerio aún mayor después de su caída. Su voz se oyó en la
tierra como nunca antes. Hoy leemos sus palabras escritas en los Salmos. De
hecho, la palabra que Dios reveló a David a través de esta prueba es predicada
aún hoy.
Tristemente,
Saúl, el predecesor de David, no fue guardado como David. Saúl también fue
tocado poderosamente por Dios y poseído por su Espíritu, pero Saúl desobedeció
todas las palabras que el profeta Samuel le habló. En lugar de humillarse, Saúl
creció en amargura e ira hacia Dios. El Señor trató de alcanzar a Saúl
nuevamente en Rama, derramando su Espíritu sobre él, pero Saúl se cerró a él.
Él dejó a Dios completamente y se volvió a consultar a una bruja.
El
hecho es, Dios nunca te dejará. Si te enredas en pecados, él te enfrentará cara
a cara con convicción, y una palabra profética. Yo he dicho muchas veces que
nunca me he autoproclamado como profeta, pero ahora, yo sé que sirvo como
profeta a muchos lectores de este mensaje. Yo soy tu Natán, y te declaro: Si tu
confiesas y abandonas tu pecado…si confías en que Dios guardará sus promesas
contigo…tu no solo serás perdonado y restaurado, sino que tus días más
fructíferos y mejores, estarán delante de ti.