EL CRISTIANO Y LA CREMACION

La cremación es la práctica de deshacer un cuerpo humano muerto, quemándolo, lo que frecuentemente tiene lugar en un sitio denominado crematorio.

Si tomamos como referencia a las Asambleas de Dios en los Estados Unidos, podemos decir que la cremación no es el método ideal para enterrar a un cristiano. Este sentir no se basa en ningún mandato directo de la Escritura, porque no existe. No hay nada en la Biblia que hable en contra de la cremación. Esta posición se basa en:

En Primer lugar: La práctica establecida tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento indican que el Señor Jesucristo, Juan el Bautista, Esteban, Ananías y Safira y los héroes del Antiguo Testamento fueron todos enterrados en forma tradicional y preservando el cuerpo. Si bien la cremación no era la costumbre. La cremación podía ser difícil debido a que requería una gran cantidad de calor y fuego, por lo tanto, era más fácil enterrar a una persona.

En Segundo lugar: La cremación en la Biblia está documentado como un método excepcional en circunstancias inusuales. Por ejemplo:

a) Josué 7:25: “Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos.”

b) 1º Samuel 31:12: “todos los hombres valientes se levantaron, y anduvieron toda aquella noche, y quitaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet-sán; y vinieron a Jabes, los quemaron allí” Los hombres valientes quemaron los cadáveres de Saúl y sus tres hijos, a fin de que los filisteos no pudiesen profanar sus cuerpos humanos.

c) 2º Reyes 23:20: “Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban, y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén”, como parte de su campaña contra la idolatría.

En Tercer lugar: La quema de los cuerpos era señal de la ira y el juicio de Dios sobre los transgresores En la Biblia se mencionan varios casos de personas que fueron quemadas:

a) Levíticos 20:14: “El que tomare mujer y a la madre de ella, comete vileza; quemarán con fuego a que no haya vileza entre vosotros”

b) Josué 7:15, 25b): “Y el que fuere sorprendido en el anatema, será quemado, él y todo lo que tiene, por cuanto ha quebrantado el pacto de Jehová, y ha cometido maldad en Israel... Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos”

En la Edad Media, la cremación en vida fue usada como parte del castigo a los herejes, y esto no solo incluía arder vivo en la hoguera. Por ejemplo, en 1428 la Iglesia Católica desenterró el cadáver del traductor inglés John Wyclif (1320-1384) y lo cremó. Sus cenizas fueron esparcidas en un río como una forma explícita de castigo póstumo, por negar la doctrina católica de la transubstanciación.

En Cuarto lugar: La cremación se originó como una práctica pagana. La Biblia dice “...pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses” (Deuteronomio 12:31b), corresponde a un culto demoníaco, donde se ofrecían seres humanos a los demonios, especialmente bebés, quemándolos vivos.
Religiones orientales como el hinduismo y el budismo practican la cremación bajo la creencia de la reencarnación, donde el cuerpo es visualizado como un instrumento portador del alma al nacer. Al salir el alma del cuerpo después de la muerte para tomar otro nuevo, el cadáver no es considerado sagrado.

La cremación, practicada con frecuencia por los pueblos antiguos, en realidad era el método más eficaz para impedir el retorno del difunto, al tiempo que eliminaba la impureza causada por la muerte y alejaba al difunto del dominio de los espíritus malignos. Además, al producirse fuego, se pensaba que el espíritu del difunto era iluminado en el camino hacia el otro mundo, mientras que con el humo ascendía hasta la morada de los bienaventurados. Por esta razón muchos han sentido que la cremación es una práctica anti-cristiana.

En Quinto lugar: La cremación no muestra visiblemente ni tampoco expresa la creencia que el cuerpo un día será resucitado. Claro que estas ideas contradicen nuestra creencia en el rapto de la iglesia y de aquellos que murieron en Cristo.

En Sexto lugar: La cremación no trata a nuestros cuerpos (el templo del Espíritu Santo [1º Corintios 6:19], creados a la imagen de Dios [Génesis 1:27]) de una manera honrosa, con el debido respeto.

Sin embargo, existen o han existido, situaciones atenuantes que han dado o pueden dar lugar a la Cremación del cuerpo de un creyente. Por ejemplo:


1) Las leyes en algunos países no permiten el traslado del cuerpo, entrando o saliendo por sus fronteras, que no haya sido cremado.


2) En otros casos, por plagas o epidemias y en donde existiese peligro latente de focos de esparcimiento de enfermedades a través de los cadáveres, las autoridades de la salud dieron pautas concretas respecto al manejo de los cuerpos muertos.


3) También en las atrocidades de guerra han resultado en muchas ocasiones que cuerpos han sido destruidos por cremación y hasta otras prácticas más degradantes. Es el caso por ejemplo, del Holocausto, donde millones de judíos fueron asesinados por los nazis y sus cuerpos fueron dispuestos quemándolos en hornos crematorios o en fosas ardientes.


4) En algunos países el aumento de la población y las limitaciones de espacio para los cementerios ha hecho necesario considerar la cremación.


5) El aumento del precio de los funerales y de los espacios para entierros, ha llevado a algunas familias de escasos recursos a elegir la cremación de un ser querido que ha fallecido para evitar endeudarse por los gastos que genera un entierro. La cremación es un proceso más rápido y puede resultar más económica que los servicios de sepultura tradicional.


6) Para algunas personas, la cremación les resulta menos desagradable que el entierro tradicional, al pensar en un largo y lento proceso de descomposición, se procede a la exhumación del mismo para proceder a colocar los restos en un osario, cuestión que resulta desagradable, pues las exhumaciones se realizan en presencia de los familiares.


7) Otras personas ven la inhumación tradicional como una innecesaria complicación de su proceso funerario, por lo que prefieren la sencillez de la cremación.


8) Algunas personas piensan que es posible un error que permita su entierro en vida, ya que se han presentado casos excepcionales en los que por catalepsia u otras causas, el corazón detuvo momentáneamente su actividad. Estas personas temen recuperar la consciencia si se hallaran enterradas en el cajón y no poder salir, prefieren, de haber quedado vivas, morir quemadas.


9) Por razones ambientales: Para algunos, la inhumación o sepultura es fuente de ciertos contaminantes ambientales. Las soluciones embalsamantes, pueden contaminar afluentes subterráneos de agua, con mercurio, arsénico y formaldehídos. Los ataúdes por sí mismos también pueden contaminar. Otra fuente contaminante se encuentra en el cadáver, debido entre otras cosas a la radioterapia contra el cáncer del que fuera objeto el difunto.


10) No hay diferencia entre la cremación y un entierro. Cuando el cuerpo es enterrado, con suficiente tiempo, éste será completamente desintegrado. Así que la cremación y el entierro finalmente llevarán a la misma condición del cuerpo: su desintegración.

Pero aún así, si uno escogiera la cremación sin tener que considerar estas circunstancias especiales antes mencionadas, no existe ninguna evidencia bíblica para pensar que un cristiano perderá el cielo a causa de la cremación. Las mismas palabras de Jesús sobre la vida eterna fueron, “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mi, no morirá eternamente” (Juan 11:25,26). Romanos 10:9 dice, “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” No hay otro requisito para ser salvo como por ejemplo los métodos de entierro (Romanos 10:13; Juan 3:16-18; Marcos 13:13; Juan 3:36; Juan 6:51).

Aunque los padres de la Iglesia tradicionalmente prefirieron el entierro como la costumbre correcta, lo que tiene importancia es que Dios resucitará su cuerpo un día (1º Corintios 15:42-44).

Así es que si somos sepultados o somos cremados, sabemos que un día tendremos un cuerpo resucitado y glorificado que nunca morirá. Esto es porque nuestro Dios no es el Dios de muertos, sino de vivos (Marcos 12:27).

No debemos poner un énfasis exagerado en los métodos de entierro, en este caso, la cremación. El mensaje de la Biblia indica fuertemente que lo que afecta nuestra recompensa eterna es nuestra creencia personal y compromiso a Cristo durante la vida y no la manera de entierro después de la muerte.