TENGO UN SENTIR

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús Filipenses 2:5.

Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo 1 Corintios 2:16.

Renovaos en el espíritu de vuestra mente Efesios 4:23.

Jesús hizo una decisión mientras todavía estaba en el cielo. Él hizo un pacto con el Padre de dejar su gloria celestial y venir a la tierra como un hombre. Él iba a descender al mundo como un humilde siervo. Y él buscaría ministrar en vez de ser ministrado.

Ahora.
Muchas personas que hoy profesan ser seguidores de Jesús nunca han hecho una decisión para vivir como Jesús vivió.
En cambio, viven confortablemente con su carne, sus temperamentos, sus caracteres defectuosos, sus pecados secretos. Nunca han deseado cambiar.

Dicen, esa es mi naturaleza. Es así como soy.

Usted puede preguntarse: ¿cuándo y cómo tomo Pablo la posición de un siervo? Este hombre había sido un perseguidor de creyentes, un asesino de corazón. ¿Cómo pudo un hombre semejante llegar a tener la mente de Cristo?

El podía señalar cuándo esto sucedió exactamente. Hechos 9 describe cómo y dónde tomó lugar esta decisión, en Damasco, en la calle llamada Derecha, en la casa de un hombre llamado Judas.
En esos tres días, la mente de Saulo fue renovada. Pasó todo ese tiempo en intensa oración, reconsiderando su vida pasada. Y todo lo que vio de ella, ahora lo empezó a despreciar. Ahí fue cuándo Saulo empezó a ser Pablo.

Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo. Filipenses 3:8.

Pablo fue un hombre que podría decir: Yo, una vez, fui alguien. Todos mis semejantes, incluyendo mis camaradas fariseos, tenían que levantar la cabeza para mirarme. Fui un Fariseo entre Fariseos, subiendo la escala, llegué a ser considerado un hombre santo, un poderoso profesor de la ley. Tuve una reputación en la tierra y ante los ojos de la gente fui intachable.

Por esta razón, Pablo declaró: He dejado a un lado todos mis anhelos de éxito y reconocimiento. He determinado ser un siervo. Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar al mayor número (1 Corintios 9:19).