¿QUE VIO JUAN?

Ap. 1:19-20 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.

Tristemente, Apocalipsis 2 y 3 están entre los pasajes más abandonados en casi todas las iglesias. Son raramente predicados, y muy poco sobre ellos pueden ser encontrado en comentarios bíblicos. Aquí está el último y más solemne mensaje del Señor a su gente.
¿Por qué han sido estos capítulos ignorados?

Una de las razones es que el diablo odia completamente este pasaje. Porque contiene el antídoto del Señor contra lo moribundo, lo seco y la apatía en su iglesia, y puedes estar seguro que el enemigo no lo quiere revelado.

En los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, Jesús habla de una iglesia que ha muerto. Su amada iglesia vibraba con vida, disfrutaba de una buena reputación, ganando almas, pero ahora todo eso se ha ido.

El corazón de Jesús se rompe a causa de la condición de su iglesia. Y creo que nos ha dado estos dos capítulos en Apocalipsis precisamente para enseñarnos que causa la muerte espiritual, ya sea en congregaciones, en las familias o en los individuos. Sus palabras amorosas tienen el propósito de ayudarnos a cada creyente y a la iglesia evitar esta trágica condición de los últimos días.

La intención de Jesús era que estas siete cartas fueran de corrección, o reprensiones amorosas a su gente. Cada carta era de ser leída por el pastor a la congregación y era responsabilidad del ministro la de responder por la iglesia. Él era el guardián del rebaño, y si no era conmovido y cambiado por la palabra de Dios, muerte espiritual ingresaría en la congregación.

Piensa por un momento quienes eran estos dos pastores: eran los hijos espirituales de Juan y el apóstol Pablo.

¿Pensarías que por esta razón sus iglesias estarían muy despiertas y en fuego?

La intención de las cartas es despertar a su iglesia. Él le dice al pastor en Efesio: Has dejado a tu primer amor y caído en la apatía. ¡Arrepiéntete!

Al pastor en Pergamo: Has permitido que la doctrina de Balaam ingrese. Un espíritu del mundo y no cristiano está trabajando en tu medio.

Al pastor en Laodicea: Tú y tu gente se han tornado indiferentes porque han prosperado. Están tibios ahora, sin fuego. ¡Arrepiéntanse!

Todo esto es fuerte. Sin embargo, Cristo está tratando de despertar a su iglesia. De sacudir a su gente de la pereza, a enseñarles el peligro al cual se dirigen.

Satanás ha logrado esconder este mensaje poderoso de la gente. Estoy convencido que este logro en recientes años ha sido para engañar a multitudes con un evangelio diferente, uno que no es de sacrificio, no provoca y que aplaca la carne. Este evangelio mata toda convicción al pecado y ciega los ojos de todos los que deben ser despiertos.

En resumen, le está robando a muchos la capacidad de ser conmovidos.

Isaías describe a lo que este estado espiritual conduce: (Ellos) no oirán la ley del Señor: (Ellos) dicen a los videntes, no vean; y a los profetas, no profeticen ante las cosas correctas, háblenos cosas fáciles, profeticen engaños: muévanse del medio, desvíense de la ruta, causando que el Santo de Israel se aparte de nosotros (Isaías 30:9-11). Isaías está diciendo, La gente ya no quiere el mensaje de santidad. Solamente buscan un evangelio calmante y no convincente.

Conozco tus obras, tienes un nombre, vives, y estás muerto Ap. 3:1. Cómo pastor, tengo que preguntarme, ¿Es esta una acusación contra nuestra iglesia y contra mi ministerio? Puedo honestamente responder: Absolutamente no. Estamos muy vivos en Cristo y caminando en el Espíritu.

Creo que Dios nos está haciendo una pregunta crucial en este pasaje. Simplemente, la muerte espiritual le puede ocurrir hasta a una iglesia en fuego.

Les pasó a las iglesias de reputación en Apocalipsis 2 y 3 y no nos atrevamos a pensar que no nos puede pasar a alguno de nosotros hoy.

Amados, si Jesús llama a una congregación muerta, está muerta. El Espíritu ya no se mueve. Esto pasaba en Sardis. Cristo nos dice que también había un remanente santo y despierto, y dice que todavía tiene esperanza en ellos. Ustedes tienen unos cuantos nombres aún en Sardis que no han deshonrado sus vestimentas Ap. 3:4.

¿Qué causó esta deshonra de aquellos creyentes en Sardis? El centro de la atención de todos eran los intereses de Dios. Pero ahora, todos estaban corriendo detrás de sus propios intereses.

Ves, Sardis era un pueblo prospero, conocido por derretir oro y la fabricación de vestimentas finas. Estaban ganándose la vida, construyendo sus negocios y cuidando a sus familias.

Pero todas estas cosas los consumieron a tal punto que comenzaron a abandonar los trabajos de Dios. Así que Jesús les dio una advertencia al remanente fiel allí: Estén vigilantes y fortalezcan las cosas que quedan, que están por morirse; pues no he visto sus trabajos perfectos [terminados] ante Dios. Acuérdense como han recibido y manténganse firmes, y arrepiéntanse (Apocalipsis 3:2-3).

¿Qué quiere decir Jesús aquí cuando habla de cosas que están por morirse? Está diciendo, Cuidado. El entusiasmo que una vez tenía por mi casa su pasión por mi Palabra, su gozo por la adoración pública, su amor el uno por el otro ha estado muriéndose.
La somnolencia está cayendo sobre sus ojos, y están tornándose tibios.

¡Despiértense!
Si no lo hacen, pueden terminar espiritualmente muertos.