LA PROSPERIDAD

Principios Bíblicos
Muchos cristianos piensan que el reino tiene que ver con posesiones materiales y que para demostrar que estamos en el reino debemos poseer los mejores bienes de la tierra. Lo que la gente necesita es salvación de su alma, el perdón de sus pecados y la reconciliación con Dios por medio de Cristo. Los pastores que hablan así porque simplemente han cambiado el mensaje del evangelio por un evangelio de prosperidad y materialismo. La Biblia dice; no me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación para todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego Ro. 1:16. Cuando Pablo habló de salvación en este contexto como lo que ‘es’ el evangelio, lo hace con referencia a “la justificación por fe” por eso sigue diciendo en el próximo verso: “17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

Pablo lo dejo claro: Ro. 14:17. Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.

Las riquezas y la abundancia material no son necesariamente la herencia de los santos ni sinónimo de la fe, la santidad y piedad. Es falso que “Dios nos ha predestinado para la sobreabundancia” de bienes materiales, si eso fuera cierto, todos los cristianos fuesen ricos porque lo que Dios ‘predestina’ ocurre sin que nadie lo estorbe Ro. 8:28-32.
En las cartas a las siete iglesias de Apocalipsis se mencionan dos iglesias las cuales una de ellas, Laodicea, era abundantemente rica en el aspecto material y otra, Esmirna, que era sumamente pobre.
Sin embargo, la iglesia de Laodicea aunque poseía riquezas era una iglesia tibia, ni fría ni caliente, la cual Jesucristo le dijo que sería vomitada de su boca. A pesar de ser una iglesia llena de abundancia y sin necesidad de nada en el mundo, en el área espiritual esa iglesia era “miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo”.

Ap 3:15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 3:17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

Y para colmo de males Jesucristo estaba afuera de esa iglesia:

20 'He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.

En contraste, comparemos las palabras dirigidas la otra iglesia mencionada, la de Esmirna. Esta era una iglesia que vivía en suma pobreza, no gozaba de las “bendiciones” que tenía la iglesia de Laodicea. Aunque desde el punto de vista del mundo era pobre, ante los ojos de Dios era “rica”:

Ap 2:8 Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: 2:9 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.

Recordamos también la historia de Job, mientras sus amigos le decían que su calamidad y sufrimiento era consecuencia de su pecado escondido hacia Dios, el mismo Job, hombre justo y recto reconoce que los impíos prosperan y reconoce que dicha prosperidad de los impíos viene de parte de Dios mismo:

Job 12:4 Soy motivo de burla para mis amigos, el que clamaba a Dios, y Él le respondía. Motivo de burla es el justo e intachable. 5 El que está en holgura desprecia la calamidad, como cosa preparada para aquellos cuyos pies resbalan. 6 Las tiendas de los destructores prosperan, y los que provocan a Dios están seguros, a quienes Dios ha dado el poder que tienen.

Hebreos 11:37-38 Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos á cuchillo; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; 38 De los cuales el mundo no era digno; perdidos por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

Las cosas no han cambiado en este tiempo.
Pablo nos recuerda: 2 Timoteo 3:12 Y también todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución.