CUIDA TU PERFUME

Eclesiastés 10
Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable.
Salomón considera el caso de un hombre que se dedicaba a la tarea de la perfumería. Los Buenos perfumes y aromas agradables por lo general no son fáciles ni rápidos de producir. Existe un proceso que puede tomar meses o años para conseguir un buen olor.

Cada uno de nosotros es un perfumista dedicado a producir los mejores olores de perfumes para aquellos que nos rodean y sobre todo para Dios. Algunos han pasado mucho tiempo largos años desarrollando el arte de producir un buen perfume y lo han logrado. El buen perfume es comparado al buen testimonio.

La buena fama no se hace de la noche a la mañana sino que cuesta trabajo y esfuerzo. El Apóstol Pablo fue escogido por Dios desde antes de nacer, fue llamado por Jesucristo y ungido poderosamente por el Espíritu Santo para la obra del ministerio. No obstante tuvo dificultades para ser aceptado entre los cristianos porque su fama era muy mala. A Pablo le costó largos años de trabajo y mucha paciencia el poder ganarse el respeto de sus hermanos y aun después de haber estado por mucho tiempo en el ministerio fue acusado de ser un farsante y un aprovechado que predicaba falsas doctrinas. Tuvo que pasar mucho tiempo para que las personas pudieran ver el fruto de Pablo y su testimonio en el mundo para poder recibirle como hermano. Cristo dijo por sus frutos los conoceréis, y ciertamente los frutos de Pablo fueron buenos y se dieron a conocer.

Los frutos no florecen al momento ni instantáneamente, la semilla debe ser plantada y el árbol debe crecer, la flor debe salir y el fruto debe brotar. Solamente el fruto nos dirá si el árbol es bueno o es malo. Así también sucede con nosotros, nuestro fruto puede tomar tiempo en crecer pero debe ser buen fruto y si estamos verdaderamente en Cristo, verdaderamente lo será.

El hombre de la historia de Salomón era un perfumista, una persona que para llegar a ser llamado por ese nombre debió haber pasado por largos años de preparación y experiencia. A cada paso en su carrera, este individuo mejoraba sus técnicas y el producto de su trabajo le llegó a ganar un buen nombre de manera que cuando las personas oían hablar de él sabían que lo que producía era de buena calidad y de gran valor. Ese hombre era conocido por el fruto de su trabajo, era un perfumista.
Nosotros como creyentes también podemos llegar a ganarnos un buen nombre entre los hermanos y entre el mundo. Dice Jesús que los hombres tienen su vista puesta, no tanto en lo que decimos sino en lo que hacemos. Una vez han visto nuestras buenas obras pueden glorificar a Dios, sin embargo cuando nuestras palabras no van de acuerdo a nuestras acciones, no podemos impresionar a nadie. Hay un dicho que dice tus acciones hacen tanto ruido que no puedo oír lo que me dices.
Eclesiastés 9:8 En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.

Cuando nos referimos al nombre de alguien pensamos en su: carácter, su vida y mente piadosa, su reputación ante Dios y no meramente ante los hombres, tal como Job tenía un buen nombre aun ante Dios, así también nosotros si somos hombres y mujeres fieles podemos llegar a tener un buen nombre ante Dios y los hombres.