Ro. 4:17 (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.
Paradigma es una estructura mental implantada por factores internos o externos que limitan el corazón de la persona para creer, para tener esperanza. Resistencia al cambio.
Para romper esos paradigmas se necesita una intervención divina (en el caso de Abraham fue directa). En nuestro caso Dios interviene en nuestro corazón por Su Palabra. Dios llama a las cosas que no son como si fueran.
Pro 18:21 La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.
Nos nutrimos por el fruto de nuestros labios, sea para bendición o para maldición.
Si lo que estoy cosechando el día de hoy no es lo que quiero, debo cambiar la siembra
Había caos en la Creación... y dijo Dios: “Sea la luz”. El no dijo... ¡Qué caos! Sea más de lo mismo.
V.18 Abraham creyó en esperanza contra esperanza, los factores humanos no daban ninguna esperanza. Esperanza no había. Pero creyó confiando en lo que se le había dicho, y no tenía Biblia.
V.19 No hizo caso de lo natural
V.20 En medio de la necesidad se levantaba en la mañana dándole gloria a Dios.
Sus ojos estaban puestos en la respuesta. Por eso glorificaba a Dios.
He. 11:1 “Fe es la certeza de lo que se espera...”
¿De dónde sacó Abraham la convicción de fe?
Abraham tenía 75 años cuando Dios le habló por primera vez, y pasaron 24 años antes de ver la promesa. Dios le visita a los 99 años. Totalmente consciente de que no tenía hijo, Abraham no se soltaba de la promesa, su fe le sostenía. En Gn. 17 Dios le repite la promesa y añade la palabra pacto. Luego le añade el elemento del método divino.
Le enseña el principio de la fe: Dios obliga a Abraham a confesar con su boca; él dio el paso de fe y se fue diciendo a todos, dando explicaciones... “Me llamo padre de muchas gentes”
No llamamos las cosas que son como si fuesen, sino se debe llamar a lo que no es, como si fuese.
V. 17-19 Abraham vuelve a sacar sus paradigmas: Ya está mejor que en la conversación anterior, pero todavía dice algo equivocado, le pide a Dios que bendiga a Ismael. Algo así como “ya está hecha la mitad del camino, mejor si me bendices a este hijo, más vale pájaro en mano que ciento volando, te puedes quedar con Ismael, pero el mejor es Isaac.
¿Hay para Dios alguna cosa difícil?