Romanos 3:23 nos dice: por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
Todos pecamos y por lo tanto hemos sido destituidos de la gloria de Dios. Destituir significa rebajar y degradar, quitar aquello que se poseía. Si te destituyen de tu cargo en la empresa donde trabajas significa que te quedarás sin nada de lo que tu puesto representaba.
La palabra gloria en el original significa esplendor, preeminencia, autoridad, riqueza, prosperidad, brillo y bendición. Comúnmente los cristianos hemos interpretado que la gloria de Dios se refiere únicamente a la nube o la unción del Espíritu Santo, pero es más que eso. La gloria se refiere a todo el esplendor de Dios que rodea su presencia.
Cuando Jesús fue tentado en el desierto, Satanás le mostró la gloria de las naciones que no era precisamente una nube. Lo que le mostró fueron las maravillas y prosperidad del mundo. La gloria de cada país está en sus riquezas y potencial. Cuando se menciona la gloria del Imperio Romano, se habla de su dominio, autoridad y poder, no de algo sobrenatural que la cubría. De igual forma cuando se habla de la gloria de Dios, nos referimos a Su majestuosidad, prosperidad y riqueza.
Adán y Eva perdieron la gloria que tenían al vivir en el huerto del Edén donde había paz, salud, bienestar y vida eterna. Esta es la gloria que Dios diseñó para el ser humano, pero por el pecado se perdió. Toma conciencia de que el pecado te hace perder TODO.
Cuando pecamos nos pasan dos tragedias: morimos espiritualmente y somos destituidos de la gloria de Dios.
Su gloria de vuelta
Juan 17: 5 – 7 nos revela: Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti.
Incluso Jesús pidió de vuelta la gloria que tenía. Aunque vivió con gloria en la tierra, tuvo que despojarse de aquella del cielo. Él no perdió su gloria por pecar como nosotros, la entregó para venir a la tierra a morir por nuestros pecados y ser obediente al Padre.
Para recuperar la gloria perdida debes pedirlo, así como Jesús lo hizo. Muchos piensan que pedir en la oración no es bueno, pero las Escrituras dicen lo contrario. Jesús insiste en que pidamos. Es más espiritual el que pide al Señor en oración que quien no lo hace, porque demuestra su confianza en el Padre. Además, pedir es glorificar el nombre del Señor ya que así confirmamos que todo lo que tenemos viene de Él, en el nombre de Jesús. No te disfraces de humilde, sólo los orgullosos se niegan a pedir. El humilde pide porque reconoce que alguien tiene algo que necesita y de esa forma da testimonio de que todo cuanto tiene proviene de la gracia de Dios.
Dios te dio vida cuando te perdonó y además despojó a los principados de aquello que te pertenece. Ahora solamente debes pedirle que te lo devuelva. Incluso la Biblia en Romanos 8:19 dice que la naturaleza misma gime esperando que los hijos de Dios se manifiesten con esplendor, brillo, autoridad, preeminencia, bienestar, bendición y salud para que retorne la gloria y al final, todo sea restaurado.
Es un engaño creer que la gloria volverá cuando mueras y llegues al cielo. La historia del hombre empezó en la tierra, Jesús se sacrificó, murió, fue enterrado y resucitó en la tierra y es aquí donde desea restaurarte. El Señor quiere que pidas para poder levantar un pueblo glorioso en Su Nombre."+"