QUIERO VER MIS SUEÑOS CUMPLIDOS
¿Cómo pudo decir Caleb: "Dame, pues ahora este monte" (Jos 14.12)?
Tenía 85 años de edad.
¿No estaba ya demasiado viejo para conquistar territorios e instalarse en una nueva tierra? ¡Por supuesto que no!
Él había esperado toda una vida para recibir la promesa de Dios, y estaba tan deseoso de ver su sueño convertido en una realidad, como lo había estado cuando tenía 40 años, la primera vez que exploró la Tierra Prometida (Nm 13-14). En efecto, le dijo a Josué: "Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora" (Jos 14.11).
Caleb sabía cómo mantenerse joven y productivo. Tuvo que esperar años para que la bendición de Dios llegara, pero nunca perdió la esperanza, nunca dejó de soñar, y nunca puso en duda la bondad de Dios.
Tenía un objetivo fijo, y ni siquiera 40 años de deambular por el desierto fueron suficientes para que eso lo desalentara o desanimara.
¿Se ha preguntado alguna vez adónde se fueron sus sueños?
La primera vez que Josué y Caleb vieron la Tierra Prometida, supieron que sería de ellos. Así lo había dispuesto Dios, pero el temor se apoderó de los corazones de los israelitas. El informe negativo dado por los otros espías parecía frustrar sus sueños. Sin embargo, Josué y Caleb se mantuvieron fieles, creyeron que regresarían, y tenían la confianza de que la próxima vez que entraran en la tierra la conquistarían.
Esta verdad fue su motivación. Podemos imaginarlos levantándose cada mañana, pensando en la promesa de Dios. Son muchas las personas que temen soñar porque creen que sus sueños son demasiado grandes para Dios. El Señor puso en el corazón de Caleb un sueño al que tendría que responder. Caleb tuvo que soportar abrumadoras circunstancias para poder volver al lugar que Dios les había prometido.
Había sido testigo de la muerte de toda una generación.
¿Cómo puede usted mantenerse joven y productivo, especialmente en tiempos como los que nos enfrentamos hoy? Hay maneras de hacerlo:
Manténgase aprendiendo. Si usted deja de aprender, comenzará a envejecer. El desaliento es una de las principales herramientas del diablo. Pero cuando estamos decididos a seguir adelante y a aprender algo nuevo, sus planes desaparecen rápidamente.
Si usted se encuentra ahora en una situación difícil, pídale al Señor que le dé una promesa de esperanza. Manténgase amando a Dios y a las personas.
Él nos dice: "Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas" (Dt 6.5). Observe que esto incluye nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestro bienestar físico. También implica perdonar a quienes nos hieran. Si usted desea experimentar plenamente el amor de Dios, no puede aferrarse al pasado o al resentimiento. Manténgase riendo. La risa es uno de los mejores remedios para curar la tristeza, el desánimo y la desilusión. Libera sustancias químicas en el cerebro que ayudan a levantar el ánimo. Físicamente, nos relaja, y alivia la tensión y el estrés.
Creo que Jesús fue una persona feliz que reía mucho; por la Biblia podemos ver que a la gente le gustaba estar con Él. La gente se siente naturalmente atraída por las personas cuyos rostros reflejan amor y regocijo. Caleb y Josué descansaban en el cuidado de Dios, y creo que la risa fue una parte de su camino a la bendición.
Manténgase trabajando. Caleb nunca despertó con la idea de jubilarse. Se mantenía ágil y activo. La gente tiene todo tipo de problemas, y muchos de éstos tienen que ver con las presiones del trabajo. Dios nos dio el concepto del trabajo para tener la sensación de haber logrado algo (Gn 2:15). Él sabe que el trabajo y el ejercicio nos ayudan a mantenernos jóvenes y mentalmente alertas. Manténgase escuchando. Si usted desea permanecer joven y vigoroso, debe tomar la decisión de escuchar la voz de Dios.