HAI O JERICO

Jos 7:2-7 Después Josué envió hombres desde Jericó a Hai, que estaba junto a Bet-avén hacia el oriente de Bet-el; y les habló diciendo: Subid y reconoced la tierra. Y ellos subieron y reconocieron a Hai.
Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos.
Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai.
Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.
Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.
Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! El gran contraste de Hai con Jericó, en Jericó Josué oro, se levanto de madrugada y Dios le dijo lo que tenía que hacer, mientras que frente a Hai, el tomo sus propias decisiones; y tuvo que sufrir la humillación del enemigo
Josué se levantó desde el lugar del fracaso y se inclinó ante Dios para orar (Josué 7:6). Cuando necesitamos ayuda, cuando estamos en la desesperación, la tristeza, el fracaso o la culpa, hay que inclinarse ante la Cruz de Jesús. La oración es el camino de la bendición que nos ayuda a experimentar la gracia de Dios para resolver problemas y para recuperarnos. A través de la oración, Ana engendro a Samuel, la vida de Ezequías fue extendida, y Pablo y Silas fueron liberados de la cárcel. Seamos los hijos de Dios que experimentan la misericordia y la compasión de Dios a través de la oración.
Dios nos da una nueva oportunidad.
Dios le dio a Josué una nueva oportunidad cuando se arrepintió de su pecado y ayuno al Señor, una oportunidad para conquistar Hai y un plan estratégico para ganar la batalla (Josué 8:1-7). Obedeciendo la Palabra, Israel obtuvo una gran victoria. Dios quiere que nosotros, el pueblo del Señor, nos levantemos y ganemos la victoria y la gloria. Cuando no lo hacemos, no debemos caer en la decepción, sino empezar de nuevo. Si no nos damos por vencido, si comenzamos de nuevo, Dios nos dará la corona de la victoria.
¿Deseamos convertir el fracaso en éxito? Entonces oremos, confesemos nuestros pecados y eliminemos el Acán de nuestra mente y corazones con el fuego del Espíritu Santo para poder empezar una nueva vida en el nombre del Señor (1Juan 1:9).