RESTAURAME

“Porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12).

Estas son las palabras de un hombre que va a morir. El apóstol Pablo se estaba dirigiendo a su discípulo Timoteo, el ministro joven al cual estaba entrenando. Pablo le confía a Timoteo estas palabras difíciles: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (4:7).

Pablo escribió a la iglesia en Roma:
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39).

Antes de hacer esta declaración audaz, Pablo primero pregunta esto: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?... Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (8:35, 37).

La pregunta de Pablo nos muestra claramente que él reconocía la misión de satanás para estos últimos tiempos: estorbar para que el pueblo de Dios no camine en el amor de Dios. Tristemente, muchos en la iglesia no ven este trabajo engañoso del enemigo. Viven completamente ignorando que satanás les ha impedido exitosamente que conozcan y disfruten el amor que Dios les tiene.

El apóstol es como quisiera cubrir a su discípulo de los dardos, de las artimañas de satanás, pero de esa manera nunca podría ver la resistencia ante los embates de la vida.
El pecado nos arruina de dos maneras. Nos hace culpable ante Dios, de modo que merecemos su justa condenación, segundo desfiguramos la imagen de Dios que intentamos mostrar. ¿Pero cuál es el motivo o razón que nos impulsa a caer o cometer tal pecado?

En el salmo 51 no describe el tipo de pecado que cometió el rey David, pero si podemos ver y darnos cuenta, cuál fue el causante del mismo. El problema es la renovación (v.12). A satanás no le importa qué clase de pecado hayas cometido, adulterio, fornicación, pornografía, robo, borrachera, incesto. Eso no es la raíz son los síntomas. Por eso el salmo 51 habla que la razón por la cual llevo a David a pecar, fue que perdió la comunión con Dios; cuando sucede esto, los deseos comienza a merodear por tu cabeza…

La culpa es el arma letal que usa satanás para esclavizar a las personas, de esa manera a truncado a muchos siervos, ministros, líderes y ministerios.
Pero la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Dice la biblia que Dios cargo sobre Cristo el pecado de todos nosotros, ahí podemos ver como Cristo absorbe la ira de Dios y erradica nuestra culpa.

Debemos saber que satanás está decidido a derribar cada ministerio dirigido por el Espíritu Santo, y abatir en estos últimos días a cada hijo de Dios que es vencedor y está siendo guiado por el Espíritu.
Es absolutamente imposible edificar nuestra fe a través de habilidades o esfuerzos humanos, sin el Espíritu Santo. Nosotros no somos capaces de mantenernos en el conocimiento y seguridad del amor que Dios tiene por nosotros. No podemos ser adversarios para los poderes de las tinieblas. Ni tomar el escudo de la fe para apagar los dardos del infierno, con tan sólo decidir en nuestras mentes el hacerlo. Necesitamos que el Espíritu de Dios nos otorgue poder en todas las cosas.

Cuando David fue exhortado por el profeta Natán, no dejo pasar la oportunidad.
Dios no se acercó para matarlo y destituirlo de su reino, sino para brindarle la oportunidad de ser restaurado. No dejes pasar esta oportunidad.